domingo, 20 de agosto de 2017

Destrúyelos

Hay personas que lo único que quieren es hacerte daño, lastimar tu corazón y partirlo en tantos pedazos como sea posible, hasta que no quepa duda de que es imposible volver a encontrar todos los pedazos para recomponer todo tu corazón.

Da igual quién sea. Si tu madre, tu padre o un amigo, un hermano... destrúyelos. Mátalos en tu mente, mata todo lo que te unía a ellos, porque no te merecen. A lo largo de tu vida siempre vas a encontrar, tarde o temprano, a tu alma gemela. Y sea un amigo, un familiar o algo más esa persona debe hacerte sentir grande, no diminuto.

Si te mata por dentro, no merece la pena.

Les odio, odio a aquellos que se creen mejores y que con la punta de sus tacones te hacen sentir inferior. Porque es el peor daño que pueden hacer.

Mi gran dolor se debe a mi madre, una y otra vez, pero es imposible destruir esos efímeros buenos pensamientos o huir de esos prejuicios.

Y a mí me es imposible odiarla porque, al fin y al cabo, es mi madre.

sábado, 12 de agosto de 2017

El Mundo se Muere

Primero de todo, solo quiero expresar mi opinión en uno de los temas más polémico que hay: política. No pretendo ofender, no pretendo nada malo, solo expresarme, cosa que creo que aún está permitido. 

Este mundo se muere más por culpa de las personas (sobre todo gobernantes) que por la falta de decoro que tenemos con el medioambiente.

Venga, vamos, no digas que no tengo razón: sólo hace falta encender las noticias. Titular uno: Trump ha hecho otra de sus locuras que afectan al mundo. Titular 2: Venezuela está a punto de iniciar una guerra contra su propio gobernante, Maduro.

¡El mundo se muere! Y todo sin hablar de Haití, de la India, la pobreza infantil y adulta, las muertes por falta de sanidad, o al hombre que ayer mismo vi en el centro de Madrid, muriéndose en el suelo porque nadie ofrecía su ayuda a pesar de ver una gran herida sangrante en su cabeza. Ese hombre... me ha tocado verle así, ver que solo yo llamé a la ambulancia mientras el resto se apartaban para evitar moscas y enfermedades.

¡O Corea del Norte! ¿Y esas bombas? ¿Cómo puedes lanzar cohetes que pueden matar gente y reírte? ¿Cómo puede no importarte todos esos africanos y vivir tranquilamente? ¿O permitir sin pelear muertes por matrimonios homosexuales?

ES INJUSTO PARA TODOS, y no lo voy a permitir. Voy a luchar todo lo que pueda para que el acoso acabe, también, y nadie viva como yo lo he hecho. Lo juro.

Nevermore.

lunes, 2 de enero de 2017

Éste 2017...

Para éste nuevo año, hay bastantes cosas que me gustaría pedir, pero que dudo mucho que se cumplan. Aún así, la esperanza sirve para algo, aunque sea para esperar.

Éste país necesita una buena reforma. Éste mundo necesita un cambio lo suficientemente grande como para que nuestro querido Santo de la barba blanca no sea capaz de regalárnoslo envuelto por navidad.

Podríamos comenzar por pedir igualdad, algo que parece tan simple, pero que a algunos les es muy difícil comprenderlo. Todos somos, al fin y al cabo, personas. Bajos o altos, heterosexuales u homosexuales, chicos o chicas, delgados o gordos... ¡Qué más da! ¿Acaso unos son mejores que otros?

Y aunque no seamos iguales, somos semejantes. Esa es otra, pediré por la libertad de expresión, el libre albedrío y la aceptación de la diferencia del carácter (que no sé si hay un nombre más corto para ello). Lo que quiero decir es que, cuando veo a adolescentes hembras, lo que veo es a un grupo de ovejas esperando a que llegue el pastor, un personaje superior que las guía. Peyo yo renuncio a eso, no quiero ser así. Y no quiero que haya alguien que tenga que ser así solo por ser aceptado.

El amor y la confianza. Que no vendría mal. En éstos tiempos (que no es que yo haya conocido otros) nadie tiene plena confianza en nadie, ni siquiera una pizca, y el amor solo sirve para mujeres que quieren ser ricas y hombres que ya lo son.

Es bastante estresante, agobiante, y lo que es peor: a una se la quitan las ganas de ser romántica, pero yo no lo puedo evitar. Es algo que me sale del alma y, al ver a parejas ancianas cogidas de la mano o a jóvenes compartir una bebida, o reír juntos, me enciendo como una bola colorada de navidad, de esas que se colocan en el árbol.

Menos estrellas caídas y rotas, porque éste año empezamos con uno de mis cantantes favoritos, David Bowie, continuamos con mi querido Alan Rickman y acabamos con Carrie Fisher, actriz en una de las películas de ficción que me gusten y Debbie Fisher, de Cantando Bajo la Lluvia. Solo espero que ahora descansen en paz, ellos y todos los que me he saltado para no convertir éste post en una especie de libro nuevo de Stephen King.

Y, por último, la cosa más inocente que voy a pedir: un libro. ¿Cuál? Uno que llevó tiempo sopesando si pedirlo o no: El Chico de las estrellas, por Chris Pueyo. Y ya que estamos, otro: la Hora de las Brujas, por Anne Rice.